1. La cristianización de los pueblos bárbaros

Tras la caída del Imperio Romano, se deshizo la unidad política de Europa y sólo permaneció la unidad religiosa proporcionada por la Iglesia.

Los pueblos bárbaros se convirtieron al cristianismo. En general, no se les catequizó previamente, sino que se convirtieron los jefes y con ellos todo el pueblo (conversiones en masa). Se pensaba que ya habría tiempo después de que conocieran la doctrina y práctica cristianas. Al mismo tiempo, se generalizó el bautismo de niños (que en los primeros años era excepcional).

En consecuencia, la creencia religiosa se parece cada vez más a un hábito social que a una actitud personal.

 

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